jueves, 2 de abril de 2009

PALABRAS PRONUNCIADAS POR HIPOLITO SOLARI YRIGOYEN, PRESIDENTE DE LA H. CONVENCIÓN NACIONAL DE LA UNIÓN CÍVICA RADICAL.



Recoleta, 2 de abril de 2009.

Con la voz quebrada, transido de dolor, vengo en nombre de la Honorable Convención Nacional de la Unión Cívica Radical a despedir los restos de Raúl Alfonsín. Lloramos porque somos sensibles y hemos perdido al mejor hombre de nuestra generación. El país, al que él sirvió con inteligencia, honradez y humildad, lo ha perdido. El pueblo que ha desfilado sin cesar ante su féretro, así lo ha comprendido. Y los que no pudieron hacerlo por el trabajo y la distancia, también sintieron correr las lágrimas en sus rostros. Esas muestras de dolor han sido las expresiones del reconocimiento y el agradecimiento popular.

Raúl Alfonsín fue el símbolo de la democracia argentina. Lo fue, además, en todo momento. En los años crueles del autoritarismo y en los años de la restauración constitucional que él encabezó y en los que ejerció su presidencia ejemplar. En ninguna de las dos etapas su lucha y gestión fue fácil. Todo lo contrario. Afrontó peligros personales y familiares en una y en la otra soportó conspiraciones, intentos de golpe de Estado y otros actos desestabilizadores. Pero nunca, como un verdadero líder, perdió el rumbo. Condujo siempre el timón con firmeza hasta lograr que la ley imperase en la República y que los presidentes se sucedieran unos a otros elegidos por el pueblo. Ese es su legado.

Decía Alfonsín: “No hay que seguir a los hombres, sino a las ideas”, pero los hombres encarnan a las ideas y fue él quien representó los ideales, los principios, los valores y la ética de nuestra lucha, la lucha que el encabezó.

Querido Raúl, amigo entrañable, compañero de tantas décadas de luchas de los que estamos rodeándolo para darle el postrer adiós, detengo aquí mis palabras con un compromiso. Nosotros, sus correligionarios, la civilidad de otras expresiones políticas que comparten sus ideales, seremos los guardianes de su herencia cívica. Recibimos la antorcha encendida y la llevaremos adelante para que otras generaciones puedan vivir en paz, en libertad y con dignidad.

Alfonsín, el símbolo de la vida política argentina ha muerto, porque la muerte es algo que solo le acaece a la vida, pero la democracia y sus valores le sobrevivirán.


Convención Nacional
Unión Cívica Radical.

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